Derroche del espíritu en vergüenza
La lujuria es en acto, y hasta el acto
Perjura, sanguinaria, traidora,
Salvaje, extrema, cruel y ruda:
Despreciada no bien se la disfruta,
Sin mesura anhelada, y ya alcanzada,
Olvidada sin mesura, cual un cebo
Que desquicia al incauto que lo traga.
Desquicio los suspiros, los abrazos,
los gemidos del antes y el durante,
Júbilo al gozar, después penuria,
Promesa de alegría, luego un sueño.
Lo saben todos, pero nadie sabe
Cerrar el cielo que lleva hasta ese infierno.
Soneto 147
Mi amor es como fiebre que delira
Por el mal que agudiza el sufrimiento,
Nutriéndose de cuanto el mal preserva
Para aplacar deseos enfermizos.
Mi razón, que en el trance de atendía,
Al ver su prescripción no respetada,
Se marchó con enfado, y desespero
Porque el deseo es muerte sin remedio.
Soy enfermo sin cura ni cordura,
Y, presa de morbosas civilizaciones,
Desvarío en palabra y pensamiento;
En vano la verdad me habla al oído,
pues juré que eras blanca y radiante,
Y negro infierno eres, noche oscura.
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